martes, 8 de julio de 2008

El bosque ya no es matorral

El bosque ya no es matorral: mujeres rurales revalorizando el bosque a través de la avellana
JUAN CALOS JARA, PAULO PALMA, RONY PANTOJA

Con una yunta de bueyes, un machete y una bolsita de harina, las primeras casas las construimos con cáscaras de tineo (Weinmania trichosperma), esto era puro monte tupi’o, entonces tuvimos que empezar a descampar pa’ cultivar y criar animalitos, en esos años la madera no valía nada y como no había camino teníamos que quemar.


En el siglo pasado comenzó el proceso de desplazamiento de familias empobrecidas y marginadas de Tirúa y Cañete (VIII Región), que posteriormente dieron origen a las colonias del sector norte de la comuna de Carahue (IX Región). Sus históricas formas de vida fueron entonces los únicos conocimientos y herramientas que les permitieron sobrevivir en un territorio montañoso, muy ajeno a los patrones agrícolas de sus tierras natales.

En el presente artículo se relata la experiencia de las socias del taller laboral Santa Cecilia, del sector Las Ñochas, en cuanto al desarrollo de la producción avellanera. Dicho taller es uno de los pocos que se han abocado a desarrollar una actividad productiva en la comuna de Carahue, por lo que resulta interesante visualizar su evolución y los desafíos que deberá enfrentar.

La organización
El taller laboral Santa Cecilia nació el 15 de junio de 1989 y su personalidad jurídica se aprobó el 30 de septiembre de 1996, con nueve mujeres. Lleva el nombre de la hija de una de las socias, que nació en una fecha cercana a la formación del taller. Actualmente está compuesto por 14 mujeres, principalmente de los sectores Las Ñochas, Matte y Sánchez; todas adultas, con un promedio de 41 años de edad; el 80% casadas, con hijos, y en su totalidad carentes de escolaridad básica completa (Serón, 2003).

Si bien el objetivo inicial de la formación del taller fue realizar actividades manuales de aprendizaje y recreación, que contribuyeran al desarrollo personal, social y comunitario, hoy aquella intención se ha ampliado, agregando una mirada productiva, como una forma de ayudar a la economía familiar. La mayoría de las socias ve como proyección de trabajo en su sector el desarrollo de labores agroforestales; la protección, manejo y mejoramiento de su bosque nativo; la venta de productos no maderables (PFNM), como follaje, avellanas (Gevuina avellana) y murtilla (Ugni molinae), y maderables como leña y carbón.

Las localidades de Las Ñochas, Matte y Sánchez se ubican a aproximadamente
35 km al noroeste de la ciudad de Carahue, en el cordón montañoso costero denominado cordillera de Nahuelbuta. Se trata de sectores caracterizados por la presencia de relictos de bosque primario, del tipo forestal siempreverde (Donoso, 1993). Existe, además, una vasta superficie con presencia de bosques de segundo crecimiento muy fragmentados, destacando los renovales de canelo (Drimys winteri) y pequeños bosquetes de avellano. Esto demuestra el alto grado de deterioro de las formaciones boscosas originales, como consecuencia principalmente de quemas para habilitar en el pasado suelos para la agricultura, desde el proceso colonizador en la década de 1930, descrito anteriormente.

En gran parte, estos territorios pertenecen a pequeños propietarios denominados localmente colonos, que poseen en promedio alrededor de 45 hectáreas por familia, con una superficie variable de bosque que fluctúa entre 30% y 70% del total. Por décadas, estos colonos han basado la mayor parte de sus actividades productivas y económicas en el bosque, destacando las labores destinadas a la dendroenergía (leña y carbón) y en menor grado a obtener madera aserrada.
Estos productos entregan a las familias una alta proporción de sus ingresos anuales, ascendiendo incluso a 50% del total, según mediciones realizadas por el Departamento de Acción Social del Obispado (DAS) en una localidad similar.

La ganadería constituye también un elemento económico clave para el fondo productivo familiar, tal como se verá más adelante. Las familias realizan una agricultura de subsistencia, obteniendo bajos rendimientos en los cultivos de hortalizas y de chacra, que principalmente se destinan al autoconsumo, al igual que la crianza de aves y cerdos Los varones venden fuerza de trabajo durante los períodos en que el predio requiere pocas labores, con lo cual complementan ingresos. Además, cuentan con una asociación para la producción y comercialización de carbón. Cada socio del grupo de carbón de Las Ñochas posee en promedio tres hornos y efectúa dos quemas al mes, durante ocho meses seguidos. Con estos valores promedio, un socio puede producir en total mil 200 sacos anualmente; requiriendo 480 m3 de madera al año3. La histórica tradición carbonera permite aumentar las ganancias en 26%, en comparación a la venta informal de leña (Rivera et al., 1998; Rivera,
1999; DAS Carahue, 1998).

Si se considera que para este grupo el promedio de superficie con bosque nativo (sin diferenciar los distintos estados de desarrollo y de intervención) es de 36 hectáreas por productor, se obtiene que cada propietario actualmente extrae 13 m3 por hectárea al año. Este valor supera el crecimiento del bosque siempreverde, cuyo incremento bordea los 10 m3 por hectárea al año. En conclusión, la tasa de extracción es superior a la de crecimiento, considerando una situación promedio. La sobreexplotación puede ser más aguda si se considera que la regeneración de los bosques es actualmente muy baja y no prospera por la presencia de ganado en su interior (DAS Carahue, 1998).

En este mismo sentido se evidencia una relación muy estrecha entre forraje- bosque-ganado, utilizándose muchos bosques para el forrajeo animal ante la escasez de praderas naturales y cultivadas. El establecer empastadas, por tanto, no es un tema menor a la hora de conservar bosques, ello permite a las familias disminuir el nivel de egresos financieros del predio (compran menos forraje) y amortizar los costos por el uso de los bueyes en faenas prediales y extraprediales
(DAS, 2000). En suma, sacar el ganado del bosque requiere acciones dentro de una lógica compensatoria, enfocada en la intensificación de la producción en La recolección de avellana como alternativa productiva

Hacia mediados de 1999 la abundante producción natural de avellanas se destinaba básicamente para la engorda de cerdos y, en menor medida, a la recolección para la venta en bruto. El saco de 60 kg se vendía a intermediarios a cuatro mil pesos y la actividad era ejecutada principalmente por mujeres y por niños y niñas. Existían muchas dificultades de tipo logístico y operativo, así como desconocimiento para el procesamiento del fruto y la obtención de mayor valor agregado. Una fortaleza evidente era la alta demanda del producto, por lo que a juicio de las familias la avellana nunca ha representado un riesgo en términos de mercado.

El interés por el perfeccionamiento de su comercialización surge, por un lado, para mejorar la situación financiera familiar y, por otro, para fortalecer la autonomía económica de la mujer.

La amenaza
Actualmente en estos sectores –así como en el resto de la cordillera de Nahuelbuta– las familias y su entorno se encuentran bajo la presión que significan las actividades de la industria forestal del monocultivo, promovida por el Estado a través de sus instrumentos (DL 701).
La problemática a la que hoy están expuestas las familias de la localidad radica, principalmente, en una significativa degradación de los recursos naturales y una descapitalización asociada (el bosque termina por subsidiar al consumidor final), como consecuencia de una ineficiente planificación predial y una inadecuada política de intervención, de los agentes externos a cargo del desarrollo rural, praderas forrajeras, de tal forma de permitir el autoabastecimiento de este insumo productivo.

La esperanza
En consecuencia, el desafío actual para los campesinos de montaña consiste en generar mayor autonomía económica a través de la capitalización de sus sistemas productivos, vinculados notablemente al manejo de los recursos naturales que controlan.
Esta capitalización apunta hacia caminos como la comercialización de PFNM (especialmente productos como la avellana, murtilla y forraje), la implementación de lógicas compensatorias en la relación forraje-ganado-bosque, y esfuerzos para mejorar la seguridad alimentaria y la diversificación productiva.

En efecto, el precio por el saco (60 kg) de avellana en verde bordea hoy los seis mil pesos4; y si esto se compara con los siete kg del producto procesado que es posible generar con un saco de fruto verde, cuyo precio promedio es de dos mil 500 pesos el kg, las ganancias pueden aumentar en 66%, resultando una mayor capitalización del sistema predial.

En este sentido, la recolección y procesamiento de avellana marca, en el territorio, una nueva forma de entender la relación con el bosque nativo impulsada desde la mujer, especialmente en los niños y niñas. Por lo tanto, el camino liderado por el taller Santa Cecilia además demuestra que existen vías concretas para la equidad de género y el posicionamiento del discurso conservacionista a niveles locales.

DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO
El proyecto “Estrategia económico-social a través de la comercialización y conservación del avellano y sus subproductos”, fue presentado por el taller laboral Santa Cecilia –con el apoyo del Departamento de Acción Social (DAS) del Obispado de Temuco– al Fondo Bosque Templado (WWF/CODEFF), para dar continuidad al trabajo realizado en la iniciativa denominada “Mirando el futuro; mujeres de Nahuelbuta promoviendo la conservación del bosque nativo”, financiado por el primer concurso de proyectos del Fondo Bosque Templado (WWF/CODEFF). Esta nueva etapa se desarrolló durante el año 2003 e incorporó una mirada más familiar, la cual planteaba, en un comienzo, tres grandes líneas de intervención: comercialización, articulación y difusión; para posteriormente sumar producción y conservación.

El propósito general de la iniciativa fue desarrollar una estrategia económico- social, mediante el fortalecimiento de la comercialización de avellanas y la sensibilización de la comunidad local para la conservación del bosque nativo.

Se plantearon cuatro objetivos específicos: fortalecer la comercialización de la avellana en bruto, pepa seca, avellana tostada y harina de avellanas; implementar alternativas de manejo que faciliten la conservación y producción del avellano; motivar a los actores locales, por medio de la difusión, a ser parte de una instancia formal de articulación para fortalecer redes y asegurar la participación de ésta en la preocupación del tema y, finalmente, sensibilizar a las futuras generaciones, a través de las escuelas locales, frente a la importancia del bosque nativo.

Principales líneas de trabajo
Las principales líneas de trabajo del proyecto han sido el apoyo a la comercialización, el manejo del bosque nativo, el fortalecimiento organizacional y difusión, además de la educación ambiental.
En el área de la comercialización se capacitó a través de diversos talleres participativos para la administración de recursos; ya que esto representaba una necesidad muy sentida de las socias. Complementariamente, se inició la confección de una cartera de clientes, para diversificar la demanda de los productos que ofrecía el taller. En términos de manejo, se intervinieron directamente 7,1 hectáreas de bosquetes cercados de avellanos, lo que involucró la realización de capacitaciones con metodologías participativas para las socias y familias del taller.

Para concientizar acerca de la relación del bosque con el agua se forestó con especies nativas –ulmo (Eucryphia cordifolia), avellano y canelo– una hectárea, en la cual existe una vertiente que abastece de agua a varias casas del sector.

La relación forraje-ganado-bosque se trabajó mediante la implementación de 3,1 hectáreas de sistemas agroforestales, incluyendo capacitaciones y diálogos de valorización del conocimiento campesino. Asimismo, se introdujeron conceptos para el desarrollo de diseños prediales que permitiesen mejorar la eficiencia del sistema productivo.

Para el fortalecimiento de la organización y la difusión, el taller laboral y el organismo de apoyo técnico gestionaron el financiamiento de numerosas actividades que posibilitaron el posicionamiento de los temas en el ámbito territorial.

Entre las que cabe mencionar: seminarios y talleres locales de discusión sobre el bosque nativo, jornadas de intercambio de saberes rurales con mujeres de otros territorios, registros audiovisuales y documentales en formato video, publicación en diarios regionales y revistas locales, exposición en seminarios interregionales, y giras técnicas y de intercambio.
Un elemento trascendente para la sustentabilidad del territorio, es la incorporación de la población infantil y juvenil a la propuesta. Para ello, en coordinación con la profesora y el profesor de las escuelas locales, se trabajaron actividades de sensibilización, nivelación de conceptos y capacitación de los docentes; con caminatas por el bosque, un concurso literario, teatro y números artísticos de los niños y niñas.

METODOLOGÍA O ESTRATEGIA DE ACCIÓN
La estrategia de intervención desarrollada por el DAS con el apoyo de la cooperación alemana principalmente de MISEREOR y el DED, , consiste en un acompañamiento permanente hacia territorios de marginación social. Se focaliza en los campesinos de montaña, en la cordillera de Nahuelbuta, tanto en la comuna de Carahue como de Angol, por ser un territorio particular de expresión cultural. Destaca el enfoque de promoción de la autoayuda, la reconstrucción del tejido social y la pequeña producción campesina; acentuándose, en este marco, algunos de los siguientes criterios orientadores para la intervención rural en Carahue:

— Equipos multidisciplinarios, con promotor(a) social, técnico(a) silvoagropecuario y profesional social.
— Enfoque de equidad de género, lo que para el mundo rural ha significado un fortalecimiento del rol de la mujer en el sistema productivo familiar.
— Autonomía de la acción estatal, en el sentido de evitar la dependencia de subsidios, créditos o intervención externa (promoción y no asistencialismo).
— Suma de esfuerzos, lo que involucra no caer en protagonismos profesionales y reconocer el conocimiento local.
— Acompañamiento permanente, que forja vínculos de compromiso mutuo y voluntario; cruciales a la hora de generar diálogos (y no negociaciones) sobre determinadas prácticas con los recursos naturales.
— Respeto a los procesos locales, lo que implica responder a otros ritmos de trabajo y a temas priorizados localmente, y requiere generar plataformas para que las familias campesinas protagonicen la conducción de sus propios procesos.

RESULTADOS E IMPACTOS
El proceso local, construido a partir de estos proyectos, ha tenido un impacto notable en lograr revalorar y redescubrir el valor integral del bosque nativo y la importancia para sus proyectos de vida. Otros logros importantes fueron:
— Generar una lógica de no dependencia hacia los actores externos, sino más bien de diálogo y de promoción de la autoayuda.
— Aumento de los ingresos prediales, a través del mejoramiento del precio por avellana bruta y por el procesamiento de subproductos (66% de aumento de ganancias).
— Creación de un poder de compra local y una microempresa rural.
— Consolidación de nuevos espacios de organización y entrega de capacidades en la comunidad.
— Compromiso y fortalecimiento de una relación más directa y conjunta entre la comunidad y la escuela.
— Afianzamiento del grupo en su quehacer y reconocimiento local, regional y nacional, no sólo por su trabajo en torno a las avellanas sino como promotoras de una visión y forma de vida rural más sustentable.
— Incorporación progresiva de los maridos de las socias del taller en las actividades del proyecto; aun cuando no todos se han involucrado, se han dado importantes pasos en este aspecto.
Finalmente, uno de los logros más relevantes es el aumento significativo de la autoestima y autonomía económica de las mujeres integrantes del taller laboral. Esto se refleja en su participación en las reuniones, en la relación con otros talleres, en la participación en jornadas, foros y eventos diversos; además de mejorar su capacidad de negociación y diálogo con diversas autoridades e instituciones.

CONCLUSIONES
Es evidente que los enfoques aplicados para el desarrollo rural no son neutros y responden a una visión concreta de desarrollo. Esta premisa permite tener un contacto permanente y profundo con el mundo rural (independiente de los proyectos), generando confianzas, diálogo y un conocimiento del entorno predial y local en términos del sistema y no de recursos aislados.
Se refleja una solidez del grupo de mujeres, desarrollado a partir de metas comunes, intereses compartidos y roles asignados. En este esquema son importantes los instrumentos con que se han realizado las capacitaciones para la planificación y la gestión; adaptados a su comprensión de la realidad y a sus formas de vida.

Es muy importante considerar los tiempos locales, a la hora de planificar y desarrollar las actividades; debiendo lograrse una comprensión de la dinámica diaria y la valoración de la participación en las diversas actividades realizadas.

Existe un desafío constante en establecer relaciones que no sean asistencialistas ni paternalistas, buscando la independencia en la toma de decisiones por parte de las integrantes del taller laboral. Se debe comprender que con pocos recursos y acciones sencillas es posible lograr grandes cambios en la vida de las personas.

Se visualiza la trascendencia del trabajo multidisciplinario como un ejercicio metodológico permanente, tanto para el mejor rendimiento del equipo profesional como para una mayor capacidad de respuesta a las visiones de las familias campesinas.

Evidentemente, y también como un efecto metodológico para el campesino, es importante que los proyectos puedan tener horizontes a corto y mediano plazo.

Esto significa fuertes períodos de motivación y sensibilización, de ejecución concreta, y de resultados y evaluación. Es importante como efecto motivador mejorar los ingresos económicos, disminuir las cargas de trabajo, aumentar las producciones y disminuir sus egresos prediales.


TESTIMONIO DE GYLDA ALVIAL ALVIAL, PRESIDENTA TALLER LABORAL SANTA CECILIA
La formación del taller fue cuando llegaron unos chiquillos del DAS a organizar la gente, porque antes no se reunía, no había junta de vecinos, no había comité, no había taller; las mujeres no salían a ninguna parte. (…) Antes, ¿quién vio una mujer en reuniones? y, ¿quién la veía salir? La mujer campesina antes no salía ni a comprar siquiera; le teníamos miedo a ir. Ahora, con la gracia de Dios, organizamos el taller y hemos tenido harta ayuda. (...) Nos han financiado proyectos y nos han hecho charlas, para que aprendamos a sentirnos nosotras como mujer lo que valimos, porque antes eran los puros hombres no más; en cambio ahora, nosotras salimos pa’ todos lados, conocemos más gente, conocemos más cosas, hemos aprendido más.
Los hombres están contentos ahora, porque nosotras los ayudamos a aportar a la casa y a salir, porque ya no les toca salir tanto a ellos. Ya nos mandan: ¡vayan ustedes, ustedes saben más, alegan más, tienen más palabra!...
Soy presidenta desde septiembre del año 2002, antes era secretaria, y como secretaria también me quería quedar atrás, decía: tiene que ir la presidenta, tiene que ir la tesorera, la secretaria no tiene que ir… Y ahí me eligieron presidenta, y gracias a Dios he podido salir adelante; como dicen, el trabajo hace aprender a la gente. (...)
Con el primer proyecto del Fondo Bosque Templado fuimos a ver a Villarrica lo que estamos haciendo nosotras ahora, plantando avellanos.(…) Nosotras allá dijimos: ¿pa’ estos avellanos nos trajeron aquí?, pero eso fue cuando llegamos... pero la verdad de las cosas, eso de ver cómo se plantaban y cómo se podaban, para más tarde tener madera y frutos... y nosotras que enterrábamos un avellano hasta que quedaba bien metido y no es na’ así la cosa, tiene que ir hasta una cierta medida… Nosotras, yo misma, no tenía avellanos aquí en el campo y ahora estoy completamente agradecida, porque voy a tener avellanos, los voy a criar de chiquititos y los voy a llevar bien…
El sector está bastante chico, a causa de las forestales. La gente vendía sus campos porque no tenía qué hacer, la misma avellana se perdía y ahora esto se está pagando y ha estado llegando una plata al bolsillo (…) ¿Quién recogía para vender?, nadie... y ahora, gracias a que hemos salido y tenemos proyectos, los avellanos se van valorizando cada día más... Por eso, lo que queremos nosotras ahora... poder buscar más proyectos y quedarnos en el campo, no vender como los demás e irnos al pueblo, si en el pueblo ¿que vamos a hacer?... no tenemos gran estudio para irnos al pueblo... El propósito de nosotras es seguir buscando nuevos proyectos y nuevas alternativas para trabajar, porque el avellano tiene una época y buscar otra alternativa que caiga en otra época y poder trabajar, y que llegue otra platita a nuestro hogar, para educar los hijos... para que ellos sean dignos de otro trabajo, quizás más adelante, y estudiar mucho más que nosotros...


TESTIMONIO DE SONIA NEIRA, EX PRESIDENTA DEL TALLER LABORAL SANTA CECILIA
...Antes nuestros campos estaban cubiertos intensamente con bosque nativo, pero nuestros padres, abuelos y antepasados los explotaron haciendo de ellos leña, carbón, madera, y a muchos de aquellos árboles se les sacaba solamente la cáscara para venderla y la madera se perdía, para así lograr el sustento familiar. El bosque nativo se explotó antes en grandes cantidades, porque sus productos tenían muy buenos precios y los siguen teniendo hasta ahora.
Los niños de aquella época no tenían educación, porque no habían medios como para poder hacerlo; pero, gracias a Dios, ahora nosotras las mujeres pensamos distinto, a través de nuestra organización, que fue fundada el año 1989 por intermedio del DAS. Y desde ese entonces nos comenzamos a reunir como taller, así nos capacitaron y nos enseñaron a salir adelante como mujeres campesinas.
Gracias al primer proyecto que concursamos (…) pudimos aprender algunas cosas sobre el cuidado de nuestro bosquete de avellano. Fue por eso que quisimos concursar al tercer concurso del Fondo Bosque Templado. Gracias a
Dios, salimos aceptadas con este nuevo proyecto (...), con el que hemos podido lograr muchas cosas, como cerrar una parte de nuestros bosquetes de avellano, hemos aprendido a podarlos y manejarlos, también a hacer agroforestería, que significa hacer empastadas y plantar avellanos a la vez. De ellos pretendemos obtener fardos para fortalecer el alimento de nuestros animales y saber cuidar nuestros avellanos, para que en el futuro tengamos buenos resultados. También gracias al proyecto hemos podido comprar herramientas para trabajar en nuestros bosques, cosa que nunca habíamos logrado por nuestros propios medios.
Nosotras queremos seguir adelante cuidando nuestro bosque nativo, queremos buscar nuevas alternativas para trabajar, como los productos no maderables, por ejemplo: avellanas, murtilla, hortalizas y flores bajo plástico, que sabemos en nuestros sectores podemos producir, pero nos faltan recursos económicos para eso.
Nosotras las mujeres, junto a nuestras familias, queremos seguir luchando para obtener un futuro mejor en nuestros hogares y también poder lograr que nuestros hijos se eduquen, tengan una profesión, trabajo digno para su futuro; que no se queden como nosotros sin educación, sin trabajo estable.
Antes de empezar con nuestra organización no sabíamos, no teníamos a nadie que nos condujera a no botar el bosque nativo, por eso organizadas se aprende mucho. Nosotras hemos podido salir, tener muchas experiencias, hemos aprendido a trabajar juntas y a cuidar nuestro bosque nativo un poco más, por eso desafiamos a nuestros dirigentes a cuidar sus bosques para tener un futuro para más tarde, porque sino ni siquiera vamos a tener agua para tomar...”
Asimismo, el intercambio de experiencias es un elemento crucial a la hora de incorporar conceptos o generar credibilidad. Giras, jornadas de intercambio, documentales y obras teatrales, son actividades que apuntan a este objetivo.
El enfoque promocional plantea que los dirigentes son capaces de administrar sus recursos (monetarios, naturales, etc.), permitiendo una gestión independiente dentro de una iniciativa dada. En el caso del taller, esto ha implicado para las socias ser más ordenadas y claras al momento de rendir cuentas frente al grupo, el equipo técnico y las instituciones externas de apoyo, como el Fondo Bosque
Templado (WWF/CODEFF).
Finalmente, queda como desafío seguir fortaleciendo la autonomía campesina; para lo cual será necesario avanzar más decididamente desde los espacios locales, tanto de parte de los campesinos como de los organismos de apoyo técnico de la sociedad civil. Por otro lado, también las agencias financistas amigas que comparten estos temas, enfoques y estilos de trabajo, deberán comprometer más su apoyo en la gestión política de dichos procesos, de tal manera de facilitar el camino y poner en la agenda de los gobiernos a estos sectores de la población.

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