martes, 22 de enero de 2008

TERRITORIO INDIGENA




Estarcto de la obra "CHILE ILUSTRADO" Guia descriptivo del territorio de chile escrito por Recaredo S. Tornero Valparaiso 1872

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Hermosos y bajo todo aspecto interesante

Hermosos y bajo todo aspecto interesante son los dos cordones de montañas, que como hemos dicho, atraviesan todo este territorio, el uno en la regiones de la cordillera de la costa y el otro en la región sub Andina. El árbol mas abundante, el que ejerce un dominio universal en toda la extensión de las indicadas montañas, es el roble (Fagus Dobeyi, Mirbe], F. australis Poeppig). Este árbol, no menos imponente que las encinas de las riberas del Dnieper, alcanza muchas veces en los Andes a tener ochenta pies de altura, y su tronco grueso y derecho, se halla desnudo de ramas, hasta la primera mitad de su altura. Su madera según Poeppig igual en calidad a la de las encinas de Inglaterra y de Norte-América Su compañero constante y tan parecido con el como dos hermanos mellizos es el pesado y duro raulí (fagus procera Poeppig) :los dos hasta la mitad de su altura se ven muchas veces matizados
con infinidad de plantas parasitas y enredaderas. Al lado de ellos extienden sus ramajes verde-oscuros el fragante Laurel (Laurelia aromatica Juss. L. dentata Bert.) el pintoresco Lingue con sus hojas correosas (Laurus lingue, Hooh), el hermoso peumo con sus encarnadas chaquiras, y diversas especies de mirtos, tan variados en SuS formas y tamaños, como en el corte y la distribución de sus hojas, flores y frutillas. Encanta sobre todo con su deliciosas fragancia de que se llenan las extensas riberas de los ríos, la Iuma (Escallonia thyrsoidea) cuya flor blanca y coposa, y rosada corteza hacen el contraste mas lindo con el verde de su menuda hoja.


Al pie y como abrigo de de vegetación vigorosa y tupida se cría otra mas tierna que parece pedirle el apoyo de sus robustas ramas. Aquí abunda el avellano vistoso y lucido, tanto por el color verde claro de su hermosa hoja, como por la elegancia de SuS racimos de fruta matizados en diversos colores: con el se halla asociado el canelo (Drimis chilensis), tan simétrico en el desarrollo de sus ramas casi horizontales, tan derecho y tan lustroso en su espesa hoja. En ellos, por lo común sube y entre sus flexibles troncos se entrelaza la mas de las enredaderas, tan célebre por su flor encarnada, el copihue mientras de lo más profundo de sus sombras asoman a la luz las pálidas hojas del Helecho y miles de especies de plantas y de yerbas, que no abrigan en su seno a ningún serpeñoso, ninguna víbora o serpiente temible al hombre.
En fin, para completar este ligero cuadro de las montañas de Arauco, he de agregar, que adonde quiera que nos dirijamos en el interior de aquella selva de aquellas selvas, encontramos largos trechos impenetrables, a donde todos los árboles, arbustos y plantas se hallan de tal modo enlazados y entretejido con un sin numero de enredaderas, lianas y cañaverales. que todo el espacio se llena de una masa diforme de vegetación, densa y compacta. Allí de las cimas mas elevadas de los árboles, bajan innumerables cuerdas de madera, los flexibles boques, parecido a los cabos de los navíos. Algunos de ellos cual péndulo oscilan en el aire, otros firmes y tendidos sujetan la orgullosa frente del árbol al suelo en que había nacido. Mas abundante que todos y mas cargados son los coligues que en parte trasforman toda la selva en un denso tejido de cañas con hojas afiladas, con cuyas cañas hace su terribles lanza el audaz Araucano; y la quile tierna, sutil, y mas flexible que posprimeros, la que de sus delgado ramaje y de su hoja da abundante pasto a los animales: un pasto alto, frondoso que alza hasta las cimas de los mas altos robles y laureles, como SI en medio de aquel excesivo lujo de vegetación, aun las yerbas y los pastales se convirtiesen en árboles.
En lo mas profundo de estas montañas, tras de aquellos densos y pantanosos cañaverales, en la parte superior de las Cordillera de la Costa y en lo más elevado de la región sub andina, crece y se encumbra el esbelto, gigantesco pino de piñones, la célebre Araucaria. Su tronco se empina a más de cien pies de altura y es tan derecho, tan igual, como el palo mayor de un navío: tan vertical, firme e inmóvil, como la columna de mármol de algún templo antiguo. Su cogollo en forman de un hemisferio, con la parte plana vuelta hacia arriba, y la convexa Para abajo, se mueve incesantemente, alargando y encogiendo sus encorvadas ramas, terminadas por unas triples y cuádruplas ramificaciones, como manos de poderosos brazos.
En las extremidades de estos brazos, en la cima horizontal del árbol es a donde maduran los piñones, el verdadero pan de los Indios que la naturaleza próvida en extremo subministra a estos pueblos.
Estracto de la obra de IGNACIO DOMEICO "ARAUCANIA Y SUS HABITANTES (1846)

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sábado, 12 de enero de 2008

LAS PLANTACIONES NO SON BOSQUES

Plantar árboles puede ser muy bueno, pero también puede ser muy malo depende de su objetivo, de su escala, del sitio donde se instalen y de los beneficios o perjuicios que generen para las poblaciones locales. Las plantaciones a gran escala con especies de rápido crecimiento, tales como eucaliptos y pinos, son las que generan mayores impactos negativos, tanto en lo social como en lo ambiental. Debido a dichos impactos, ese tipo de plantaciones ha dado lugar a luchas generalizadas en su contra. La respuesta de las empresas plantadoras y de los promotores que impulsan este modelo ha consistido en desmentir la ocurrencia de tales impactos y en elaborar y difundir una engañosa propaganda destinada a ganar apoyo en sectores no informados de la población. Entre las muchas falsedades publicitadas en favor de los monocultivos de árboles a gran escala se destaca la de confundirlos con bosques.

Tanto los técnicos como las empresas insisten en llamar «bosques plantados» a las plantaciones. Esta confusión entre un cultivo (de árboles) y un bosque es el punto de partida de la propaganda en favor de las plantaciones. En un mundo cada vez más consciente sobre el grave problema de la deforestación, la actividad de «plantar bosques» es generalmente percibida como algo positivo. Sin embargo, una plantación no es un bosque y lo único que tienen en común es que en ambos destacan los árboles. Allí termina su similitud. Un bosque contiene:

- numerosas especies de árboles y arbustos de todas las edades
- una cantidad aún mayor de otras especies vegetales, tanto en el suelo como sobre los propios árboles y arbustos (helechos, trepadoras, epífitas, parásitas, etc.)
- una enorme variedad de especies de fauna, que encuentran allí abrigo, alimentos y posibilidades de reproducción.

Las comunidades humanas también forman parte de los bosques, ya que muchos pueblos los habitan, interactúan con ellos y allí obtienen un conjunto de bienes y servicios que aseguran su supervivencia.

Esa diversidad de flora y fauna (incluyendo al ser humano), interactúa con otros elementos como los nutrientes del suelo, el agua, la energía solar y el clima, de tal manera que aseguran su autoregeneración y la conservación de todos los componentes del bosque.

A diferencia del bosque, una plantación comercial a gran escala se compone de:
- una o pocas especies de árboles (a menudo exóticos), plantados en bloques homogéneos de la misma edad
- muy escasas especies de flora y fauna.

Por otra parte, las comunidades humanas no sólo no habitan las plantaciones comerciales, sino que normalmente ni siquiera se les autoriza el acceso, ya que son vistas como un peligro para las mismas. En numerosas ocasiones, las plantaciones son precedidas por la expulsión (por las buenas o por las malas) de la población local y por la destrucción del bosque del que dependían. En el mejor de los casos, son percibidas como proveedoras de mano de obra barata para la plantación y para la cosecha de los árboles que se realizará años más tarde.
Las plantaciones comerciales requieren preparación del suelo, selección de plantas de rápido crecimiento y con las características tecnológicas requeridas por la industria, fertilización, eliminación de «malezas» con herbicidas, plantación a espaciamiento regular, cosecha en turnos cortos. Como además su objetivo es producir y cosechar grandes volúmenes de madera en el menor tiempo posible, se puede decir que tiene las mismas características que cualquier otro cultivo agrícola. Por lo tanto, no se trata de un «bosque», sino de un cultivo. Peor aún: de un monocultivo a gran escala.

En síntesis, una plantación no es un «bosque plantado», ya que además de todo lo anterior, resulta evidente que no es posible «plantar», ni la diversidad de flora y fauna que caracteriza a un bosque, ni el conjunto de interacciones entre los elementos vivos e inorgánicos que se dan en un bosque.

Sin embargo, el mantenimiento del engaño resulta de vital importancia para que los grandes intereses económicos tradicionalmente involucrados en el negocio (desde las propias empresas plantadoras hasta el complejo industrial, comercial y de servicios que de ellas depende), puedan continuar obteniendo grandes beneficios económicos. A esos sectores se ha sumado recientemente otro –el del mercado del carbono – al que también le interesa que se las siga considerando como «bosques», vistiendo así de verde sus oscuros negocios.

Precisamente por eso es que resulta imprescindible comenzar por destruir el mito de que las plantaciones son «bosques» ya que «las plantaciones no son bosques».
Una plantación comercial produce un gran volumen de madera para industria por hectárea y por año. Pero eso es todo lo que produce. El beneficiario directo de esa producción es la empresa propietaria de la plantación.

Un bosque no sólo produce (como la plantación) madera para el mercado, sino que su producción abarca otros tipos de árboles, vegetales, animales, frutas, hongos, miel, forraje, abono, leña, maderas para usos locales, fibras vegetales, medicinas y genera además una serie de servicios en materia de conservación de suelos, de biodiversidad, de recursos hídricos, de microclima.
Cuando se sostiene que las plantaciones son mucho más productivas que los bosques, sólo se está comparando el volumen de madera para industria que se puede extraer de ambos y en esa comparación la plantación aparece como superior.

Sin embargo, cuando se compara la totalidad de bienes y servicios provistos por la plantación y el bosque, resulta evidente que este último es mucho más productivo que la plantación. Es más, en muchos aspectos la producción de la plantación es nula (por ejemplo en la producción de alimentos, medicinas o forraje) e incluso puede ser negativa, cuando afecta a otros recursos como el agua, la biodiversidad o el suelo.
Lo anterior resulta particularmente claro para aquellas poblaciones locales que sufren los efectos de la implantación de extensos monocultivos forestales, puesto que sufren la pérdida de la mayor parte de los recursos que hasta entonces habían asegurado su supervivencia. Para ellos, la productividad de estas plantaciones es nula o más bien de signo negativo

El consumo de papel es generalmente percibido como algo positivo, vinculado a la alfabetización, al acceso a información escrita y a una mejor calidad de vida. Esa percepción por parte del público es utilizada por las empresas plantadoras para justificar la supuesta necesidad de aumentar la producción de celulosa a partir de sus extensas plantaciones de pinos y eucaliptos. Por lo tanto, este tema requiere varias precisiones:
- gran parte de la celulosa producida en el Sur no está destinada a abastecer a la población de esos países, sino a los consumidores del Norte. En tanto que Estados Unidos y Japón tienen un consumo anual de papel per cápita de más de 330 y 230 kilos respectivamente, países exportadores de celulosa como Chile, Sudáfrica, Brasil e Indonesia muestran un consumo per cápita de 42, 38, 28 y 10 kilos respectivamente.
- alrededor del 40% del papel producido en el mundo es utilizado para embalaje y envoltura, en tanto que sólo el 30% se destina a papeles de escritura e impresión, por lo que el argumento de la alfabetización no es tan relevante como se lo pretende mostrar.
- además, gran parte del consumo de papeles de escritura e impresión está destinado a la publicidad. En los Estados Unidos, el 60% del espacio de las revistas y periódicos está reservado para avisos, en tanto que anualmente se producen unos 52.000 millones de unidades de diversos tipos de materiales de publicidad, incluyendo 14.000 millones de catálogos para compras por correo que a menudo van directo a la basura. Tal tipo de consumo excesivo de papel no es exclusivo de los Estados Unidos, sino que también es característico de la mayoría de los países del Norte e incluso se pretende exportar tal modelo hacia los países del Sur.
El tema radica entonces en que el consumo actual de papel es ambientalmente insustentable y que gran parte del mismo es socialmente innecesario. Por lo tanto, ni los planes de uso de los bosques, ni los planes de expansión de las plantaciones forestales pueden pretender autojustificarse diciendo que "la humanidad" necesita más papel.
El bosque y el campo se encuentran en continuidad ecológica y las actividades que se realizan en el bosque, contribuyen a satisfacer las necesidades de alimentación de la comunidad local, a la vez, que la agricultura misma se moldea según la ecología del bosque.
Los diversos sistemas de conocimiento que han evolucionado con los diferentes usos de los bosques en materia de alimentaci6n y agricultura, fueron eclipsados por la introducción de la silvicultura “científica’: que trata al bosque sólo como fuente de madera para la industria y el comercio. Se rompieron los vínculos entre el bosque y la agricultura y se dejó de ver la función de aquél en el suministro de alimentos.

El bosque ya no se ve como poseedor de valor en si mismo, en toda su diversidad. Su valor quedó reducido al de la madera para la industria exportadora.
La silvicultura científica fue la falsa universalización de una tradición local de la silvicultura, que surgió de estrechos intereses comerciales que veían el bosque solo en términos de madera valiosa para el comercio. Primero, redujo el valor de la diversidad de la vida en el bosque, al valor de unas pocas especies valiosas y, luego, redujo el valor a su producto muerto: la madera. El reduccionismo del paradigma silvícola científico, creado por intereses industriales y comerciales, ha violado la integridad de los bosques y la de los pueblos que los habitan y que los necesitan con toda su diversidad para satisfacer sus necesidades de alimentos, medicinas, fibras y abrigo.

La destrucción de la diversidad biológica es inherente a la, manera como el paradigma de la silvicultura reduccionista concibe el bosque. Un objeto es definido como normal en conformidad con el objeto de uso que logre el máximo de producción de manera comercializable. Como el bosque se caracteriza por su riqueza en diversidad, que incluye especies sin valor comercial o industrial, el paradigma de silvicultura lo declara anormal. Según Sclich, la ordenación forestal implica eliminar las condiciones anormales.

Así pues, el bosque natural en su diversidad es considerado un caos. El Bosque echo por el hombre es. El hombre es el orden. La ordenación científica tiene una clara tendencia en contra de la naturaleza y a favor de los objetivos industriales y comerciales por los cuales debe sacrificarse el bosque natural. La diversidad da paso así a la uniformidad, en la que reencuentra una sola especie de lamisca edad y esa uniformidad es el ideal de la silvicultura “normal” hacia la que tienden todos los sistemas silvícolas. Destruir y prescindir de la diversidad, es lo inherente a la ordenación forestal, guiada por el objetivo de elevar al máximo la producción de madera comercializable, que considera sin valor –como maleza que hay que destruir- las partes y relaciones no comerciales del ecosistema forestal. La riqueza de la naturaleza que se caracteriza por la diversidad, es destruida para crear riqueza comercial, que se caracteriza por la uniformidad.

Es por todas estas razones que la sustitución del recurso nativo, de enorme valor ambiental y alto potencial económico, no tiene ningún sentido para el desarrollo del país.
Extractos de texto “Las Plantaciones no son bosques” Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, Agosto de 2003

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BOSQUE

Los bosques son sin duda creaciones magnificas de la naturaleza, al igual que sus principales componentes, los árboles, es por esto que es difícil de entender como la diversidad de los bosques nativos puede ser reemplazada por monocultivos de árboles, que si bien es cierto estos generan empleo, que según algunas cifras es cercano a 100.000 personas, en el caso de los productos forestales no madereros ( PFNM ) algunas estimaciones referentes al numero de personas que se ven involucradas en las tareas de recolección, procesamiento, producción y comercialización estiman esta fuerza laboral en unos 220.000 personas y si bien es cierto la fuerza laboral que mueven los PFNM, es mucho mayor a la de el sector productivo maderero, en contraposición a esto el volumen económico del sector maderero es mucho mayor que el de los PFNM,.
esto dado por que mucho de los productos recolectados en el bosque no poseen un mercado en el cual puedan ser transados y son consumidos por los propios recolectores, además en la mayoría de los casos existen varios intermediarios lo que genera que los recolectores no obtengan los mejores valores para sus productos, también es necesario considerar que muchos de estos productos cuentan con un nulo o escaso procesamiento, lo que dificulta las posibilidades de generar mayor valor agregado.
Existen muchos factores que han influido en la disminución de estos ecosistemas nativos, muchos de ellos son complejas causas históricas, como es el caso de la expansión de la superficie cultivada para la agricultura a modo de satisfacer la creciente demanda de alimentos provenientes de cultivos tradicionales, así también la extracción de leña, los incendios forestales y las plantaciones forestales con especies introducidas, que también se han tomado grandes extensiones de terrenos que hasta hace algunos años eran terrenos de cultivo agrícola , que anteriormente fueron bosques nativos y que se cortaron para dar paso a la agricultura, pero hoy terminan siendo parte de las plantaciones forestales de pino o eucaliptos, estos y muchos otros factores han contribuido a la disminución del bosque nativo
Recorrer un bosque puede ser una de las experiencias más gratificantes, al estar en contacto con tan maravillosa diversidad biológica, donde interactúan una cantidad increíble de especies de árboles, arbustos, enredaderas helechos, epifitas, musgos, líquenes entre otras, esto siempre en total equilibrio generándose un sinnúmero de relaciones entre estas especies. Asimismo este ecosistema nos puede brindar una gran cantidad de productos que pueden cubrir muchas de nuestras necesidades tanto en alimentación, medicina, abrigo, etc. Por lo que pensar solo enmadera es subvalorar el bosque, por tanto debemos enfocar nuestros esfuerzos en desarrollar procesos productivos tendientes a utilizar estos recursos de manera sustentable

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