jueves, 21 de febrero de 2008

CONOCIENDO EL PASADO PARA ENTENDER EL PRESENTE Y MEJORAR ELFUTURO

El desarrollo forestal alcanzado en Chile suele publicitarse como un modelo exitoso, resultado de la aplicación de políticas neoliberales. En Chile se han plantado más de 1,3 millones de hectáreas de bosques, que fueron el punto de partida de un incremento notable de las exportaciones madereras, que se han ido diversificando hasta alcanzar más de 400 tipos de productos diferentes y ampliado sus mercados a ochenta países. Hoy Chile posee una de las mayores superficies plantadas de Pinus radiata del mundo (Lara 1992). Sin embargo, el modelo forestal chileno ha resultado en una pérdida de la calidad de vida de la población de las zonas forestales y ha sido la causa de una importante degradación ambiental. Pese a su caracterización de neoliberal, el modelo se ha basado en la participación directa y permanente del Estado, tanto en la creación del recurso forestal, como en la infraestructura industrial y en el establecimiento de reglas de juego favorables a los intereses de los grupos económicos más poderosos, tanto nacionales como extranjeros.

LOS AGENTES DE DESTRUCCION
En el pasado, a la llegada de los españoles a Chile, el territorio estaba cubierto por un tupido bosque nativo que las diversas poblaciones indígenas cuidaban sustentablemente. Al comenzar los enfrentamientos entre indígenas e invasores, los españoles incendiaron grandes superficies boscosas para evitar que los rebeldes indígenas encontraran refugio y guarida en el bosque. Posteriormente, a principios de este siglo, otros colonizadores que llegaron de Alemania al sur de Chile, también incendiaron grandes superficies para abrir praderas y comenzar labores de cultivo.
Durante los últimos años, dos nuevos agentes de destrucción de bosques pasan al primer plano: la plantación de pinos (y mis recientemente de eucaliptos) y la exportación de astillas destinadas a la producci6n de pulpa para papel. Uno de los principales argumentos que esgrimen los promotores de los cultivos forestales, es que, al abastecer parte de la demanda con madera de las plantaciones, se vuelve menos necesario cortar árboles de los bosques nativos.


En el caso chileno, este argumento se ha demostrado falso. De hecho, la plantaci6n de pinos se ha convertido en un activo factor de degradación de los bosques nativos.
En 1965, las 200 mil hectáreas de pino existentes estaban proveyendo un sustituto a la materia prima industrial de bosques nativos. Sin embargo, el proceso se revertiría a partir de 1974, cuando la nueva política forestal dio lugar a un proceso de sustitución del bosque nativo por plantaciones de pinos. Ya en 1983 se señalaba que la destrucción del bosque nativo chileno para ser reemplazado por plantaciones de pino insige (Pinus radiata) constituye uno de los más graves y urgentes problemas de mal manejo y conservación de recursos naturales en Chile. En 1992, se estimaba que anualmente desaparecían 6.195 hectáreas de bosques por su sustitución por plantaciones.
A partir de 1986 se inicia un proceso acelerado de explotación de bosques nativos para la producción de chips (astillas), destinada a la exportación, fundamentalmente hacia Japón, para la producción de pulpa de papel. Según estimaciones realizadas en 1992 por la organización no gubernamental CODEFF, sólo para las exportaciones de 1990 se habrían explotado unas 19 mil hectáreas de bosques que perdieron, en la mayoría de los casos, su potencial productivo y, en muchos casos, fueron luego reemplazados por plantaciones de eucaliptos.
Las exportaciones de chips de maderas de bosques nativos pasaron de 13.900 toneladas, en 1986, a 1.702.900, en 1991, constituyendo en ese año el 55 por ciento del total de astillas exportadas. El 45 por ciento restante provino de plantaciones de eucaliptus (30 por ciento) y pino (15 por ciento). Las exportaciones de astillas de eucaliptos han tenido un crecimiento enorme, desde cero, en 1987, a 210 mil toneladas, en 1988; 430 mil, en 1989; 575 mil, en 1990 y 920 mil, en 1991. De acuerdo con la FA0 (1994), el total de exportaciones de astillas, partículas y residuos de madera alcanzaron a 796 mil toneladas en 1993. Dado que el 95 por ciento es exportado a Japón, no resulta sorprendente que Mitsubishi, (que a su vez es propietario de una subsidiaria denominada Astillas Exportaciones Ltda., que produce chips, tanto de bosque nativo como de plantaciones), sea el mayor exportador de astillas de madera desde Chile.

GENESIS DEL MODEL0 ACTUAL.

El origen de los monocultivos de pinos
Pese a sus extensos bosques poblados de especies valiosas, el desarrollo forestal chileno se ha basado fundamentalmente en el monocultivo de Pinus radiata; originario de los Estados Unidos. La introducción de este árbol al país data de principio de este siglo, cuando se lo ensayos para su posible utilización en las construcciones de las minas de carbón en la VIII Región, en el sur de Chile. Si bien su madera no resulto apta para esos fines, su rápido crecimiento determinó, a partir de 1930, el establecimiento de grandes plantaciones en la región.
Este proceso fue iniciado fundamentalmente por organismos de previsión social, que hicieron extensas plantaciones de pinos en terrenos de baja productividad agrícola-ganadera. Su ejemplo fue imitado por sociedades financieras vinculadas a empresas forestales, que obtuvieron fondos de sectores de clase media, a quienes vendieron pequeñas parcelas de una hectárea de sus extensas plantaciones. A ellos se sumaron empresas industriales madereras que buscaban asegurar una fuente segura de abastecimiento de materia prima.
Entre 1940 y 1959, el ritmo de plantación alcanzó 10 mil hectáreas anuales y disminuyó a 6 mil hacia 1964, debido a las prácticas monopólicas de la industria papelera, cuyos bajos precios por la materia prima desalentaron a los productores.





El modelo inicial
A partir de 1965, el Estado comienza a tomar parte activa en el impulso a la actividad forestal, para lo cual se realiza una reestructura legal e institucional que crea las condiciones necesarias, tanto para la ampliación del área plantada, como para la inversión industrial.
Simultáneamente, el Estado se hace cargo de la provisión de plantas (producidas en viveros estatales), así como de la propia plantación, tanto en tierras publicas como privadas. Desde 1965 a 1973 (año del golpe militar contra el gobierno de Salvador Allende), se plantaron unas 300 mil hectáreas de pinos. Asimismo, el Estado participó directamente en la actividad industrial, con la construcción de una nueva planta de celulosa en Arauco (Celulosa Arauco) y el inicio de la construcción de otra en Constitución (CELCO).
Arauco fue inicialmente una empresa conjunta entre la Corporación para el Fomento de la Producción, CORFO, (80 por ciento) y la empresa estadounidense Parsons & Whittemore (20 por ciento). En 1972, la CORFO adquirió las acciones de Parsons & Whittemore y paso a ser la única propietaria de la empresa. A su vez, CELCO fue creada por CORFO a fines de 10s años sesenta, con participación del Obispado de Talca, (10 por ciento de las acciones) y del consorcio francés Creusot-Loire Enterprises (18 por ciento). El Obispado se retiró luego del proyecto, por considerar que la idea original había sido desvirtuada y en 1974, CORFO adquirió las acciones del consorcio francks, pasando así a ser la única propietaria de la empresa.
En esa etapa, las plantaciones constituyeron una contribución muy importante para el desarrollo rural, puesto que se puso particular atención en los productos pequeños y medianos, que reaccionaron muy positivamente a las iniciativas estatales en la materia. En contraste con las que se establecieron en etapas posteriores, las plantaciones anteriores al golpe de estado no ocupaban totalmente el predio, sino que se destinaban partes del mismo a cultivos y praderas y las plantaciones estaban en manos de numerosos propietarios pequeños y medianos, situación que se modificó sustancialmente pocos años más tarde. Las condiciones de trabajo fueron mejorando en los años anteriores al golpe militar, como resultado de un importante desarrollo de la organización sindical de los sectores rurales, quienes lograron una serie de conquistas en materia de condiciones laborales.
Sin embargo, se hace necesario formular la pregunta sobre los motivos que llevaron al Estado, a técnicos, empresas y productores rurales a concentrarse exclusivamente en el pino, en lugar de intentar el manejo sustentable del bosque nativo. En efecto, no sólo se constata la existencia de especies autóctonas que demuestran crecimientos similares a los de Pinus radiata; sino que además sus maderas alcanzan precios dos a cuatro veces más elevados que la madera del mismo pino. A ello se agrega los beneficios ambientales y sociales que resultan an del uso de especies nativas. De acuerdo con CODEFF (1983) la respuesta puede encontrarse en :
... un estilo de desarrollo que, correspondiendo a intereses y mercados externos, olvida y desprecia las potencialidades de los recursos forestales existentes, destruyendo, a fin de crear los recursos solicitados por dichos mercados ...
... las razones de la no utilización de este recurso no están en Su potencialidad, que es bastante alta, sino en problemas de comercialización, falta de incentivos estatales, inexistencia de un modelo tecnológico de manejo ...


EL MODEL0 DEL GOBIERNO MILITAR
Los defectos iniciales del modelo basado en el monocultivo del pino se vieron agravados durante el periodo del gobierno militar que se inicia en 1973. A pesar de que los militares definieron su política económica como enmarcada en el modelo neoliberal, esta filosofía de libre empresa no fue aplicada al sector forestal, donde fueron notorios los subsidios desproporcionados del Estado para las grandes empresas y la inversión directa orientada a la exportación. Los impactos negativos de las plantaciones fueron agravados y los positivos fueron limitados. La situación es resumida por Leyton (1986) de la siguiente manera:

Los dos periodos estudiados (1965-1973 y desde I974 a la fecha) revelan estilos divergentes en cuanto a la distribución de los excedentes y a la participación en la toma de decisiones. En la actualidad se advierte una extraordinaria concentración de la propiedad de los medios de producción, del comercio y de las decisiones, en manos de un escaso número de empresas pertenecientes a los tres grupos económicos más poderosos del país. En cambio, han Sufrido un deterioro considerable las condiciones de los pequeños propietarios y de los trabajadores forestales, que han quedado marginados de los beneficio del crecimiento de la economía pinera. Las políticas públicas en vigencia no han favorecido a los estratos mayoritarios de la sociedad rural, sino que se han convertido, en buena medida, en mecanismos de transferencia de recursos Fiscales hacia las grandes compañías forestales de la zona del pino insigne.

Es así que los activos del Estado en materia de tierras, plantaciones e industrias fueron rápidamente vendidos a precio de ganga, al sector privado, otorgándole de esta forma un enorme subsidio para colocarlo en condiciones competitivas en el mercado internacional. El Estado, que había asumido la iniciativa y los riesgos de una inversión a largo plazo como la forestal (por ejemplo, plantando 420 mil hectáreas de árboles en el periodo 1963-1973), entregó al sector privado los frutos de su esfuerzo, justo en el momento de comenzar a obtener los beneficios de la misma. De acuerdo con Cruz y Rivera (1984), el actual poderío de las grandes empresas forestales se basa en el capital público, puesto que se origino en el traspaso a precios deteriorados de la infraestructura industrial y de las plantaciones. Las grandes empresas utilizaron la diferencia para pagar por la plantación de árboles y para la mantención de las plantaciones. Como señala Antonio Molina, Presidente de la Confederación de Campesinos La Voz del Campo, lo que las grandes empresas forestales ganan hoy día les llega sin que les haya costado nada y son ellas y no los campesinos quienes se benefician. Además, entre 1973 y 1979, la dictadura devolvió a sus anteriores dueños alrededor de 4 mil predios que habían sido expropiados por la reforma agraria del gobierno anterior. Esta medida, que redistribuyo el 28 por ciento del total expropiado en el país, favoreció el desarrollo de la gran explotación dedicada a la actividad forestal.
De forma similar, no fueron los actores actualmente propietarios de las plantaciones quienes afrontaron las inversiones en las grandes plantas de pulpa y papel, sino que lo fue el Estado, directamente a través de CORFO, o bien con el aval del Estado ante el requerimiento de empresas transnacionales Vinculadas muy favorablemente con proyectos privados del país (Leyton, 1986).

Algunos de los conglomerados agro-industriales más importantes que fueron traspasados a los principales grupos económicos del país son los siguientes:

 La actual empresa celulosa Arauco y Constitución, cuyas dos plantas de pulpa (ARAUCO y CELCO) que estaban en manos del Estado, fueron vendidas en 1977 y 1979 respectivamente a la Compañía de Petróleos de Chile (COPEC), la empresa privada más grande del país.

 Forestal Arauco, la séptima mayor empresa del país, que ya en 1976 era propietaria de 64 mil hectáreas de plantaciones, fue adquirida ese mismo año por COPEC.

 INFORSA, con una planta de celulosa, una de papel y miles de hectáreas de plantaciones, fue adquirida al Estado en 1976 por el Grupo Vial (en esa época, uno de los tres mayores grupos económicos de Chile).

No conforme con ese traspaso a precios deteriorados, la empresa privada presiona y obtiene otra serie de incentivos de parte del Estado. Dichos incentivos van desde los subsidios directos a la plantación (75 por ciento del costo), al manejo (subsidios para podas y raleos) y la administración (vigilancia, cercados), hasta asegurar mano de obra barata, mediante la prohibición de la actividad sindical y la represión del movimiento obrero y campesino.
Dentro del marco de desarrollo actual que privilegia a los poderosos en desmedro de los más débiles, esta política ha sido exitosa. Hoy el sector forestal se ha convertido en uno de los principales ejes de la economía chilena y en 1991, sus exportaciones de pulpa, papel y pulpa de madera constituyeron el 5 del total exportado. La industria de celulosa, ya es considerada a nivel internacional como un “gigante juvenil” y está bien posesionada para vender al creciente mercado asiático. El retorno de la democracia a chile no ha aparejado cambios sustánciales en las políticas forestales del gobierno.
La política forestal chilena ha recibido el apoyo de organismos internacionales de crédito, como del Banco Mundial y el banco Interamericano del desarrollo (BID) y de otras agencias multilaterales. Por ejemplo, la investigación forestal ha sido promovida a través del programa Investigación y Desarrollo Forestal, financiado por CONAF, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la FAO. En 1991, se inicio un proyecto para desarrollar un Plan de Acción Forestal para Chile, una iniciativa apoyada por el Banco Mundial y la FAO, que promueve la inversión forestal y vincula los intereses de los consultores y la industria forestal transnacional con los de las elites empresariales y los departamentos forestales del sur.
Durante los últimos años, se ha producido un cambio de importancia, con la incorporación del eucalipto (en particular el Eucalyptus globulus), destinado fundamentalmente a la producción de pulpa química para la exportación.
El proceso, iniciado básicamente en 1988, ha sido muy rápido. Se paso de unas 8 mil hectáreas plantadas ese año, a una plantación anual de 17 mil, 29 mil, 34 mil y 41 mil en los años subsiguientes. Este rápido desarrollo se origina como incentivo por los buenos precios que se paga por la madera pulpable y las astillas, así como por su rápido crecimiento, superior al del tradicional Pinus radiata y al hecho de que este último esta teniendo problemas sanitarios, lo que lo convierte en una inversión riesgosa. Las plantaciones de eucalipto están reemplazando, tanto bosques nativos, como cultivos agrícolas y praderas.
El interés por el eucalipto de parte de empresas chilenas y japonesas surge a partir del proyecto Santa Fe (que incluye a Shell, Scott Paper y Citibank), que construye la primera planta de pulpa sobre la base de madera de eucalipto existente en Chile. Los inversionistas japoneses pasan de ser meros exportadores-importadores de astillas, a invertir masivamente en plantaciones de eucaliptus en Chile. Se estima que subsidiarias de Itochu, Daio Paper,
Mitsubishi Paper, Sumitono Corporation, Nippon Paper y otros plantarán anualmente entre 10 mil y 16 mil hectáreas de eucaliptos, apuntando a exportaciones anuales de entre 3,5 y 5,6 millones de toneladas a principios de la próxima década. Se prevén similares ritmos de plantación de eucalipto, tanto por las empresas que ya tienen plantas de pulpa (CACSA, CMPC y Santa Fe), como por parte de nuevos grupos, que plantean la instalación de Otras plantas de pulpa en base a esta especie (Andinos y Forestal Acá).

CONSECUENCIAS SOCIOECONOMICAS Y AMBIENTALES

Seghn dice Cabrera en 1989, la mayor parte de los beneficios y en apoyo otorgados por el Gobierno al sector forestar durante las décadas del setenta y el ochenta, fueron recibidos por solo unas pocas empresas. Estimaciones recientes indican que cuatro grupos económicos son propietarios del 40 por ciento del total de plantaciones forestales y dan menta de casi el 70 por ciento de las exportaciones forestales otros siete grupos de empresas, controlados por capitales extranjeros, poseen el 9 por ciento de las plantaciones y el 10 por ciento de las exportaciones forestales. Dos de Ios grandes grupos económicos, Matte-Alessandri y Angelini, controlan casi el 50 por ciento de todas las plantaciones de pino insigne existentes en el país. Además, desde 1975 hasta la fecha, las corporaciones forestales han venido adquiriendo tierras a particulares que sumado a las cuantiosas superficies adquiridas en las licitaciones abiertas por instituciones del estado, les han permitido concentrar enormes áreas de bosques ( Gómez y Echenique, 1988).
A ello se agrega que las empresas forestales pertenecientes a los tres grupos económicos más importantes del país (grupo Vial, Cruzat Larraín y Matte-Alessandri), no sólo posee las plantaciones, sino también son propietarios de las principales plantas de celulosa y de papel del país, así como otras instalaciones industriales, tales como aserraderos, fabrica de madera aglomerada, de envases, etc. Estos grupos pueden así coordinar la plantación, la explotación, la transformación industrial, el transporte y la comercialización
La producción de pulpa esta concentrada en cinco grandes plantas y la industria en su conjunto está dominada por dos grandes empresas: La compañía manufacturera de papeles y cartones (CMPC) y Celulosa Arauco y Constitución (CACSA), con una participación significativa de una tercera empresa, Forestal e Industrias santa Fe, CACSA es propiedad de la compañía de Petróleos de Chile (COPEC), controlada por el empresario chileno Anacleto Angelini. Angelini está asociado a Carter Holt Harvey de Nueva Zelanda, que a su vez es controlada conjuntamente por la Internacional Paper Company de los Estados Unidos y por Brierly Investments de Nueva Zelanda, empresa que es también responsable por la toma ilegal y la degradación de tierras publicas en Tailandia, a través de sus plantaciones de eucaliptos.CACSA opera las plantas de pulpa Arauco I y II y Constitución, con una capacidad combinada cercana a 850 mil toneladas anuales, lo cual significa que abastece un 3 por ciento del mercado mundial de pulpa. En 1992, fue el principal exportador del país, por un valor de 314 millones de dólares. Por su parte CMPC opera su propia planta de Celulosa en Laja, con una capacidad para 315 mil toneladas anuales y esta asociada a Simpson Paper (EEUU) en otra planta de 315 mil toneladas en Mininco, Celulosa del pacífico. CMPC es propietaria de casi 415.000 hectáreas de tierra, la mayor parte de las cuales están plantadas con pinos.
Forestal Santa Fe es una empresa donde Royal Dutch Shell (anglo-holandesa) es propietaria del 60 por ciento del capital accionario, mientras que Scott Paper y Citicorp (EE.UU.) poseen el 20 por ciento cada una. Santa Fe opera una planta de pulpa con una capacidad instalada de 240 mil toneladas anuales, de las que Scott Paper (actualmente asimilada a Kimberley-Clark) se compromete a comprar entre el 40 y el 80 por ciento de su produccibn (Swann, 1993). Por su parte, la empresa suiza Cellulose Attisholz posee 25 mil hectáreas de pino radiata y otras 100 mil hectáreas de tierras aptas para plantación y toda su producción de pulpa es exportada a Europa occidental.
La orientación exportadora de la industria y la política forestal chilena también beneficia a las grandes empresas papeleras del hemisferio norte, que requieren de cantidades crecientes de materia prima barata para mantener e incrementar el actual nivel de consumo.
Alrededor del 60 por ciento de la producción chilena de pulpa, principalmente química, se exporta. Más de las tres cuartas partes de esta exportación tiene por destino los países del norte y los "tigres asiáticos", siendo Europa, por lejos, el principal cliente (FAO, 1994).
Como resultado de su política de apoyo indiscriminado a las grandes empresas nacionales y extranjeras, el gobierno chileno ha logrado convertir a Chile en uno de los productores de pulpa con menores costos del mundo. De acuerdo con un estudio del Banco Mundial, los costos de producción de troncos de pino (desde la forestación hasta su transporte a los puertos de exportación) son tan sólo del 30 al 50 por ciento de los costos habituales en Estados Unidos y los países escandinavos. Estos bajos costos, como veremos más adelante, no toman en cuenta los altísimos costos sociales y ambientales que subyacen. En otras palabras, el pueblo chileno subsidia a los consumidores del norte.
Chile es también un importante exportador de otros productos forestales. De los más de 400 productos forestales que exporta, los principales siguen siendo la pulpa y los productos no industrializados o con escaso grado de transformación, tales como rollizos, chips y madera aserrada. Sus principales mercados son Asia (en particular, Japón) y Europa, siendo también importantes América del Sur y los Estados Unidos.
Estracto del texto" lA TRAGEDIA DEL BOSQUE CHILENO" Articulo escrito por Ricardo Carrere Titulado "CHILE: UN MODELO DE PLANTACIÓN IMPUESTO POR EL GOBIERNO MILITAR"

Ricardo Carrere es Técnico Forestal: investigador en el tema de plantaciones exóticas y coordinador de varios proyectos en el Instituto del Tercer Mundo en Uruguay; ONG que trabaja a nivel mundial en materias ambientales y de desarrollo. A su vez, es coordinador internacional del Movimiento Mundial por los Bosques. Desde 1988, ha concentrado sus energías en investigaciones y campañas sobre bosques y plantaciones industriales, siendo editor de numerosos trabajos sobre la temática forestal Su ensayo forma parte del libro Pulping the South, publicado en Londres y recientemente traducido al español en México, bajo el titulo El Papel del Sur.

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miércoles, 13 de febrero de 2008

Red de Conservación del Patrimonio Natural de Contulmo


El desarrollo de instancias mediante las cuales podamos realizar contribuciones tangibles y trabajar iniciativas que involucren tanto a sectores públicos, privados y comunidad en general es una de las formas más eficientes mediante la cual podemos contribuir a mejorar la situación actual de nuestro patrimonio natural. Para que este tipo de iniciativa logre desarrollarse es necesario contar con personas realmente interesadas en la conservación como así también en la búsqueda de alternativas realmente sustentables para nuestros recursos, que permitan un desarrollo económicamente viable pero no a costa de nuestros ecosistemas.

En el 2006, pequeños y medianos propietarios y otros ciudadanos unieron a formar la organización comunitaria “Red Conservacionista del Patrimonio Natural de Contulmo” (RECPAN-Contulmo) al fin de crear un espacio para enfrentar la creciente preocupación sobre temas ambientales.
La localidad de Contulmo se encuentra en el sureste de la Provincia de Arauco de la Región del Biobío de Chile a la orilla del Lago Lanalhue en el sector centro-oeste de la Cordillera de Nahuelbuta (38° 02’ S 73° 13’W). Con una población de alrededor de 5,800 habitantes (INE2005), la comuna de Contulmo tiene una taza de pobreza de 26,8%, la cual supera el promedio nacional de 13,7% (MIDEPLAN 2006).

En su conjunto, los integrantes de RECPAN-Contulmo poseen 1.490 ha entorno a Contulmo, de los cuales aproximadamente 662 ha corresponden a bosque nativo. El proyecto anteriormente nombrado comprobó la presencia de biodiversidad importante en predios integrados en la RECPAN-Contulmo, como el pudú, torcaza, peuquito, aguilucho de cola rojiza y aguilucho chico, además de flora vulnerable como el mañio de hojas largas y el ciprés de la cordillera. La presencia de estas especies destaca la relevancia de conservar las áreas silvestres que aún quedan alrededor de Contulmo para poder asegurar su sobrevivencia a largo plazo.


Es por esto que las acciones de la Red están centradas en: “construir e incentivar medidas tendientes a garantizar la conservación de áreas silvestres o patrimonio natural existentes en predios y espacios públicos y/o privados, cuyos representantes estén interesados(as) en la conservación de la biodiversidad”.
Para lograr esta meta, la Red pretende promover prácticas sostenibles y buscar oportunidades para generar ingresos a la vez protegiendo el patrimonio natural, implementando iniciativas de múltiples usos que vinculan la preservación con actividades como ecoturismo o la cosecha de productos forestales no madereros. Otros temas de interés incluyen el estado del Lago Lanalhue y otros recursos hídricos y la educación ambiental.

La Red también ha participado en el proyecto “Conservación de la Biodiversidad de Nahuelbuta: Manejo Sustentable y Creación de Áreas Privadas Protegidas en Contulmo” (2006-2007), financiado por la organización estadounidense sin fines de lucro The Wild Gift y apoyado por WWF Chile, el cual pretende apoyar a pequeños y medianos propietarios de Contulmo interesados en crear áreas protegidas privadas.
Conservación de la Biodiversidad de Nahuelbuta: Manejo Sustentable y Creación de Áreas Protegidas Privadas en Contulmo
El proyecto cuenta con financiamiento de una organización sin fines de lucro estadounidense, The Wild Gift, y el apoyo de la WWF Chile. Trabajando para lograr una conservación centrada en predios privados. Estos predios representan unos de los últimos manchones de bosque nativo en una zona fuertemente explotada por la producción forestal. Albergan bosques de roble – laurel (Nothofagus obliqua – Laurelia sempervirens), lingue (Persea lingue) y aún un bosque pequeño de ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis). El proyecto se enfoca en la conservación de los predios involucrados, el manejo sustentable y la capacitación de los propietarios de Contulmo en buenas prácticas de conservación y manejo.
Nuestra meta especifica de la Red Conservacionista del Patrimonio Natural de Contulmo es formar un grupo de áreas privadas protegidas y, en el proceso, desarrollar un modelo replicable de conservación comunitaria privada. Para lograr esta meta, la Red se capacita recibiendo ayuda de las entidades antes mencionadas en la información necesaria de línea de base y capacitación en prácticas de conservación y manejo antes de Octubre 2007.
A este fin, actualmente se esta trabajando con los propietarios para apoyar sus iniciativas de conservación mediante la realización de estudios de línea base. Los resultados de estos estudios se podrán utilizar para desarrollar propuestas y obtener financiamiento para proyectos de conservación, en particular los relacionados con la educación ambiental y el ecoturismo.
El estudio, realizado en el verano de 2007, comprueba la presencia de biodiversidad importante en predios integrados en la RECPAN-Contulmo. Dicha biodiversidad incluye especies florísticas como Caldcluvia paniculata, Cryptocarya alba, Eucryphia cordifolia, Laureliopsis philippiana, (Laurelia semprevirens) Persea lingue y Podocarpus salignus y especies de fauna como Pudu pudu, Oncifelis guigna, Columba araucana, Accipiter bicolor, Buteo ventralis y Buteo albigula. La presencia de estas especies destaca la relevancia de conservar las áreas silvestres que aún quedan alrededor de Contulmo para poder asegurar su sobrevivencia a largo plazo.

RECPAN-Contulmo demuestra que es posible emprender iniciativas privadas , con el apoyo de otras entidades para proyectos conservacionistas que en definitiva terminan por veneficiar a toda la comunidad, asegurando la existencia de importantes especies tanto de flora como fauna características de nuestros bosques, que constituyen un patrimonio en si mismas.

La disposición de la Red a trabajar en beneficio de nuestro ecosistema es digno de difundir y replicar, tenemos la obligación de aprender las experiencias de quienes día a día luchan por conservar lo que es responsabilidad de todos.

Sus actividades a futuro incluyen la capacitación en técnicas de reforestación con especies nativas, el desarrollo de ecoturismo y la colaboración con escuelas locales en materia de educación ambiental, enfocándose de este modo en llevar a cabo acciones concretas en la comunidad que aportarán a la conservación del patrimonio natural de Contulmo
Es por este motivo que la Red de Conservación del Patrimonio Natural de Contulmo es una iniciativa digna de destacar, y por que no decirlo de esperar que sea replicada en otros lugares ya que mientras más personas involucradas en este tema, mejor el futuro de nuestros ecosistemas.

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viernes, 8 de febrero de 2008

Economía y ambiente

Las relaciones entre economía y ambiente no han sido suficientemente equilibradas, en especial en los últimos dos siglos. De hecho, el crecimiento económico se ha conseguido, en gran medida, a costa del entorno ambiental. Al analizar los principales problemas económicos que una sociedad enfrenta, sin duda se debería mencionar en los primeros lugares a la mala asignación de los recursos (capital, trabajo, recursos naturales, etc.). Ésta puede explicarse, en gran medida, por la presencia de distorsiones ocasionadas por un amplio espectro de formas de competencia imperfecta, tales como monopolios, oligopolios, monopsonios, problemas de información, externalidades, intervención del gobierno a través de impuestos, subsidios directos y cruzados, controles de precios, cuotas o listas para la importación, etc. Todos estos factores afectan el normal funcionamiento de la economía y, por tanto, los mecanismos de distribución de los factores de producción y de la renta.
Muchos recursos naturales y bienes ambientales carecen de precio, ya que no se han formado mercados específicos para su intercambio. Una explicación posible para este fenómeno puede ser la ausencia de derechos de propiedad bien definidos y protegidos. Sólo aquello sobre lo que se tiene un derecho de exclusión puede ser objeto de compraventa (Barrantes y González, 2000).

Existe todo un conjunto de bienes que, por carecer de mercados para intercambiarse, carecen por tanto de precios. Este es el caso de los bienes públicos y de los recursos o bienes comunes o, en términos más generales, de las llamadas externalidades. Es importante, por lo tanto, intentar establecer indicadores monetarios o de cualquier tipo para esta clase de bienes y servicios, que permitan dar cuenta de su importancia en la sociedad.
Un caso que ilustra lo anterior es el de los bienes públicos, que vienen caracterizados por dos propiedades fundamentales:
a) no exclusión, es decir que, cuando el bien en cuestión se ofrece a una persona, se ofrece a todas.
En otras palabras, no puede excluirse a nadie de su disfrute, aunque no pague por ello2. Por lo tanto, los bienes públicos no pueden ser racionados a través de un sistema de precios.
b) no rivalidad en el consumo, es decir que cuando alguien consume el bien o lo disfruta, no reduce el consumo potencial de los demás. En otras palabras, el hecho de consumir el bien no reduce su disponibilidad (por ejemplo, las emisiones de televisión no codificadas, o las de radio, la información meteorológica, la protección de los parques nacionales y playas, la señalización de calles y carreteras, etc.).
Por otra parte, se encuentran los recursos o bienes comunes, que están caracterizados por la libertad de acceso. Ello implica que su uso tampoco tiene ningún coste pero, a diferencia de lo que ocurre con los bienes públicos, existe la “rivalidad” en el consumo. Es probable que cuando un agricultor utiliza el agua de una vertiente, esta acción pueda impedir que otro agricultor lo haga.
Casos similares ocurren, por ejemplo, entre recolectores de frutos silvestres o entre cazadores.
Además, es necesario distinguir entre aquellos recursos comunes globales, cuya gestión y regulación requerirían de un acuerdo internacional, y los recursos comunes locales, sustancialmente más fáciles de gestionar y regular.
El problema con los recursos comunes es que, en ausencia de una regulación con respecto a su utilización, opera la ley de captura3, con un alto riesgo de agota-miento o desaparición. El medio ambiente y en general muchos de sus recursos naturales comparten esta característica. El sistema de mercado tradicional generalmente no proporciona ninguna indicación con respecto al valor de los mismos, lo que lleva a que en muchos casos se los considere como gratuitos, o que su uso o consumo no tenga coste, coadyuvando a su sobreexplotación y a una mala asignación de los recursos.
La toma de conciencia sobre las repercusiones ambientales que trae la actividad humana ha puesto de manifiesto la necesidad de considerar, en el marco de la toma de decisiones económicas, toda la problemática derivada de las fuertes relaciones entre economía y ambiente, más aún si se analiza el hecho de que la actividad económica no podría existir si no existiera un medio ambiente en donde desenvolverse. De hecho, el interés de la economía por los problemas ecológicos es reciente.
El Convenio de Diversidad Biológica, suscrito en 1992, propone integrar la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica, tanto en los sectores relevantes de la economía, como en los programas y políticas sectoriales e intersectoriales. Este convenio propone a la economía como un eje transversal de gran importancia.
Como sostiene Emerton (1998), la incorporación de los asuntos de la biodiversidad dentro de la economía implica introducir conceptos de sostenibilidad dentro de la escasez. Las actividades económicas son una causa importante para la degradación y pérdida de la biodiversidad, ya que impactan sobre los recursos biológicos, los ecosistemas y su diversidad. Esto es de especial importancia cuando se analizan los ecosistemas boscosos.
La degradación y la pérdida de la biodiversidad también están vinculadas con la equidad y la distribución del ingreso. La gente afectada por los costos relacionados con la pérdida de la biodiversidad no es necesariamente la misma que la causa, ni espacial ni temporalmente. Muchas de las pérdidas de producción y consumo sufridas por la degradación ambiental se reflejarán a mediano y largo plazo en una declinación de los indicadores económicos, tales como caídas del nivel de empleo, decrecimiento de las ganancias por el intercambio externo, pérdida de la seguridad alimentaria e inflación, entre muchas otras.
El mayor problema de degradación y pérdida de biodiversidad y de otros recursos naturales se presenta cuando no se ve con claridad la necesidad de mantener un balance en el uso de los recursos. Pero aun cuando esta necesidad se hace presente, todavía existen limitaciones (técnicas, metodológicas, de conocimiento, etc.) que impiden alcanzar dicho equilibrio.
Valorar económicamente el medio ambiente significa poder contar con un indicador de su importancia en el bienestar de la sociedad. Es importante encontrar, para ello, un denominador común, que ayude a comparar unos elementos con otros. Dicho denominador común no es otro que el dinero.
El objetivo de este primer capítulo es identificar los instrumentos metodológicos que permiten aproximar el valor económico del bosque como un indicador de su verdadero valor, expresado, de ser posible, en términos monetarios. Todo ello procurando que los instrumentos sean aplicables a la realidad de los países de América del Sur. Para iniciar esta labor es necesario contar con una correcta identificación y clasificación de las funciones del bosque (ecológicas, económicas, culturales y recreativas). Se deberá incluir una identificación y una cuantificación del valor económico que se desprende de cada una de ellas, el que se deriva de los servicios que esas funciones proporcionan a un determinado grupo de personas.
Es habitual que la bibliografía que trata esta materia no sea clara a la hora de diferenciar entre el valor del ambiente y su valor económico, ya que, entre los valores del ambiente, existen dimensiones de valoración social, espiritual, cultural, etcétera, que no pueden o no deberían ser reducidas a expresiones monetarias (Jäger et al., 2001).

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VALORACIÓN DEL BOSQUE

Hace algunos años atrás, un estudio económico ahora ya legendario estimaba que el valor del capital natural mundial llegaba a unos USD 33 trillones al año (Constanza et al., 1997).

Un gran número de estudios, de diversos países del mundo, incluido América del Sur, han mostrado cómo ciertos bosques manejados sosteniblemente producen altos valores económicos, sin duda estos antecedentes contribuyen a que podamos entender el real valor del bosque, si bien es cierto existen un gran numero de categorías de valores que debemos considerar, al momento de desarrollar planes de trabajo orientados al manejo sustentable de nuestros recursos vegetales, no debemos olvidar que uno de los principales problemas es el echo que mucho de estos valores no son entendidos, por consecuencia no serán traducidos en planes o políticas destinadas al trabajo con los mismos, es por esto que surge la necesidad de conocer estos valores y darle la relevancia que se merecen al momento de evaluar intervenciones que puedan afectar cualquiera de ellos, por otro lado es necesario considerar que existen algunos valores que no se prestan para cuantificación, pero por ello no menos importante (Izko y Burneo 2003)

Considerar al bosque sólo por la madera que ofrece representa una sub-utilización y una sub-valoración del mismo. Existe una amplia variedad de flujos de bienes y servicios que benefician a la sociedad y le agregan valor al bosque. Tal es el caso de la belleza escénica para la industria ecoturística; el recurso hídrico, del cual se benefician todos los sectores de la economía y el sector doméstico en general; la regulación de gases de efecto invernadero, que beneficia a la comunidad nacional e internacional; la conservación de suelos, que mantiene su productividad y reduce riesgos; la disponibilidad de material genético (germoplasma) para la investigación científica; la provisión de productos alimenticios y medicinales, entre otros. (Barrantes, 2001)



Uno de los rasgos típicos de los valores económicos es que al estar basados en preferencias humanas, existen todo tipo de motivaciones que pueden actuar como factores determinantes en tales preferencias, y estas motivaciones pueden incluir nociones de valores intrínsecos, culturales, sociales y espirituales (Beckerman y Pasek, 2001).citado por Izko y Burneo (2003)


Para graficar de mejor forma la gran variedad de valores que posee un bosque tomaremos como referencia el trabajo de Izko y Burneo (2003)en esta materia.



Valores de uso
Los valores de uso están ligados a la utilización directa o indirecta del recurso con el objeto de satisfacer una necesidad, obtener un beneficio económico, o la simple sensación de deleite. Las personas que utilizan los bienes ambientales se ven afectadas por cualquier cambio que ocurra con respecto a su calidad, existencia o accesibilidad. Dentro de este tipo de valor es posible diferenciar entre:

Valor de uso directo: Incluye actividades comerciales y no comerciales. Los usos comerciales (producción industrial de madera) pueden ser importantes, tanto en el ámbito local, como en el nacional e internacional. Los usos no comerciales son generalmente de orden local, pero pueden ser de extrema importancia para la subsistencia de las poblaciones rurales y pobres (leña, caza, plantas medicinales y comestibles, etc.). Los usos directos también incluyen importantes servicios, como recreación, investigación y educación (FAO, 1990).

Valor de uso indirecto: Comprende la gran mayoría de funciones ecológicas del bosque. Se deriva de proteger o sostener actividades económicas que tienen beneficios cuantificables por el mercado. Por ejemplo, algunos bosques pueden tener valores de uso indirecto a través de controlar la sedimentación o las inundaciones, regular microclimas o capturar carbono, entre otros (Bishop, 1999).

Valor de opción: Existen personas que, aunque en la actualidad no están utilizando el bosque o alguno de sus atributos, prefieren tener abierta la opción de hacerlo en algún momento futuro. Para ellas, por tanto, cualquier cambio en sus características (aunque no hayan estado en él jamás) supone un cambio en el bienestar. Este es el llamado valor de opción del bien, que es preferible individualizar para facilitar su análisis. Se lo considera también como un valor de uso (en este caso futuro).



Valores de no-uso
Entre el conjunto de valores de no-uso, un componente fundamental es el denominado valor de existencia. Es el valor que pueden tener el bosque, sus componentes y sus atributos para un grupo de personas que no los utilizan directa ni indirectamente, ni piensan hacerlo en el futuro, pero que valoran positivamente el simple hecho de que existan en determinadas condiciones (por ejemplo: flora, fauna, caídas de agua de singular belleza, montañas, etc.). Su degradación o desaparición, por tanto, supone para ellas una pérdida de bienestar. Los motivos que se han señalado para explicar este valor de existencia son, entre otros, la filantropía, la simpatía, motivos de herencia o de legado, el valor simbólico que pueden llegar a tener un determinado bien ambiental o recurso natural como parte de la identidad cultural de un grupo o conjunto de personas. Otra razón importante para prestarle atención a este tipo de valor es la creencia en el derecho a la existencia de otras formas de vida, incluyendo por tanto a animales, plantas y/o ecosistemas.
Se trata, por tanto, de motivos que introducen consideraciones de altruismo, difícilmente modelizables en el marco de la teoría microeconómica convencional, pero no por ello menos reales.



Valor extrínseco, intrínseco y valor superior
Tanto los valores de uso y de opción, como una parte de los valores de no-uso ligados a las diferentes formas de altruismo pueden ser considerados como valores extrínsecos, es decir, valoran el bien en cuestión porque se valora algo más: el propio bienestar o el bienestar ajeno. Muchos de estos valores extrínsecos, aunque no todos, tienen asimismo un carácter instrumental. Sin embargo, el valor simbólico y el reconocimiento de derechos fundamentales en favor de otras especies y/o ecosistemas hacen referencia a la existencia de un tipo de valor más esencial, un valor intrínseco (Barrantes y Castro, 1999a).

En este sentido, tanto el valor intrínseco como un subconjunto de los valores extrínsecos son considerados valores de orden superior. En otras palabras, la relación que se establece entre el sujeto que valora el bien o servicio trasciende el campo de los simples valores de uso, y no permite que el objeto de valoración sea considerado como una mercancía.

Valor económico total
El valor económico total (VET) de un sistema forestal es una estimación basada en la agregación de los valores compatibles que resultan de los distintos usos directos e indirectos (y de sus valores de opción asociados), más los valores de no-uso. Diferentes opciones de uso de las tierras forestales serán caracterizadas por una combinación diferente de valores de uso directo, indirecto y de valores de no-uso y, por lo tanto, se obtendrán diferentes VET para cada caso (Bishop, 1999).

La mayoría de estos valores mencionados son claramente identificables y no cave duda de su existencia, para el caso de aquellos valores que presentan dificultades para ser identificados, por consecuencia entendidos y aplicados, es necesario trabajar en la búsqueda de instancias mediante las cuales la comunidad y los tomadores de decisiones puedan incorporar a estos al momento de la planificación, más aun considerando que algunos procesos productivos pueden en alguna medida afectar dichos valores.

Es necesario señalar que para los procesos de toma de decisiones es indispensable considerar tanto aquellos valores cuantificables económicamente, como aquellos valores que no se prestan para cuantificación.

En caso que se determine prioridades para el análisis y se asigne un valor dominante a una función en particular, por ejemplo a la productiva, esa decisión implica dejar en segundo plano a otras funciones relevantes como la preservación de la biodiversidad, la sostenibilidad ecológica de los ecosistemas, o el aporte del bosque natural a la configuración de la belleza escénica del paisaje natural

En este punto entran en conflicto los intereses productivos comerciales y los planteamientos conservacionistas entre quienes privilegian las funciones productivas y quienes se inclinan abiertamente por que se mantenga el recurso en su estado original. López L. y Fuenzalida F. (Santiago, 1998).

Esto nos deja de manifiesto que cuando el análisis de la valoración se centra solamente en los usos productivos, priorizando el carácter económico como parámetro para determinar la importancia de un producto, bien o servicio sobre otro se sub-valora de manera implícita a aquellos cuyo valor más reeñevante no es el económico.

Los bosques entregan una serie de beneficios que son percibidos de distintas maneras por las comunidades y la sociedad en general, como así también existen algunos servicios que se tienden a no valorar por el hecho que no son percibidos como tal por los beneficiarios.

La sociedad en general desea que haya bosques naturales, y quiere que los privados dueños de los bosques los conserven. El costo es de cargo de los propietarios de bosques (no pueden dar el mejor uso económico, eventualmente ninguno a su bosque, perdiendo el valor del activo) y el beneficio lo percibe la sociedad como un todo (pero no lo paga).
Consecuencia: la demanda por conservación es infinita, por ser percibida como gratuita. (F. Raga 2007).

El ruido, por ejemplo, disminuye el bienestar de todos los que están en los alrededores, lo contrario podría ocurrir cuando alguien protege un bosque, una playa o un páramo, y permite el deleite o satisfacción del resto de las personas, sin que estas últimas paguen por ello. Izko y Burneo (2003)

Surge en este sentido la necesidad de encausar los esfuerzos a determinar mecanismos mediante los cuales los pequeños propietarios puedan capturar efectivamente estos servicios de manera tal que puedan generar ingresos tangibles a modo de promover la conservación de los bosques y que la tenencia de estos no se traduzca por parte de los propietario en un impedimento para el desarrollo y generación de ingresos, pero que el trabajo con estos y la necesidad de capturar económicamente estos productos, y servicios no se traduzca en una depredación del bosque y sus componentes, fomentar un desarrollo sustentable y no a costa del bosque.

Alternativas como el ecoturismo, surgen con interesantes posibilidades, pero esto solo se lograra a través de la asociación de propietarios, más aun si consideramos que muchos de ellos no poseen grandes extensiones de bosques, sino pequeños remantes que en algunos casos se pueden unir en rutas turísticas con el objetivo de mostrar y educar a las personas sobre la necesidad de tomar conciencia respecto de la importancia de la conservación de la biodiversidad, la comercialización de productos Forestales no Madereros en estas visitas guiadas ofrece la posibilidad de ampliar la oferta y las posibilidades de captura de ingresos por porte de las comunidades rurales con el fin de mejorar la valoración del bosque, al igual que la comercialización de los PFNM en los sectores urbanos. .

Los PFNM por si solo presentan una interesante posibilidad de desarrollo que en el caso de algunos productos tiene una buena demanda en el mercado, tanto nacional como internacional, además de aquellos productos que se abren paso para posesionarse como una alternativa real de producción y generación de ingresos.
Sin duda este tipo de trabajo se desarrolla en algunos lugares de nuestro país, pero quienes de una u otra manera nos vemos inmerso en el tema, tenemos la obligación de aportar a que este avance sea una realidad, mediante la generación de herramientas aplicables en estas materias , la realización de estudios tendientes a demostrar que el manejo sustentable de los recursos puede ser económicamente viable para el desarrollo de quienes poseen la capacidad de causar algún impacto sobre este ecosistema y de lograr traspasar los recursos generados por los PFNM (Exportaciones) a quienes realizan las labores de recolección de estos productos, eso sin duda una de las tareas pendientes que contribuiría a valorar mucho más estor recursos.

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